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Ella representa a Mamá Francisca, Madre de Agua, guardiana del mar y de las profundidades saladas que esconden secretos y misterios. Su presencia está ligada únicamente al océano, a esa fuerza inmensa y poderosa que solo el mar puede transmitir. Cada pliegue de su vestido azul intenso recuerda las olas que se mueven con majestuosidad, como si en su andar llevara consigo la inmensidad del agua salada.
Es una pieza de goma completa, de excelente calidad, trabajada con todo el detalle y el realismo que caracteriza mis representaciones. Su rostro ha sido cuidadosamente trabajado, con un tono de piel hermoso que irradia espiritualidad y vida propia. Le agregué relleno para simular senos más grandes .Ella desprende una gran fuerza mística, convirtiéndose en un símbolo de conexión con lo profundo, con lo ancestral y con lo sagrado del mar.
Mide 22 pulgadas, aunque su falda, larga y majestuosa, se expande con amplitud, creando la ilusión de oleaje y movimiento. Entre sus manos sostiene su abanico de mimbre, el cual está incluido, símbolo de frescura y de poder femenino.
Mamá Francisca no es solo una representación: es un espíritu que transmite respeto, energía y protección, uniendo la fuerza del mar con la esencia espiritual que habita en ella.